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FUNDAMENTOS DE UNA METAFISICA SOCIAL E HISTORICA.
UNIDAD, RESPECTIVIDAD Y DINAMISMO EN EL PENSAMIENTO DE XAVIER ZUBIRI

María Lucrecia Rovaletti

[De Actos del primer congreso mundial de filosofía cristiana (1979), Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), 1982, tomo III, p. 1339-1410]

Bibliografía oficial #457

 

Si bien Xavier Zubiri no ha escrito aún una antropología filosófica, el tema del hombre es una constante desde sus primeros escritos y cursos.

Nos preguntamos previamente que sentido tiene trabajar el problema del hombre. Por un lado se objeta un estudio filosófico del hombre. Por ser él una realidad empírica, su consideración corresponde a las ciencias positivas, pues todo intento transempírico puede llevarnos a meras enunciaciones sin posibilidad de verificación. El papel de la filosofía a lo más seria una reflexión o sistematización de los datos aportados por las ciencias positivas.

Por otro lado se ha intentado un estudio del hombre, desligado totalmente de sus estructuras empíricas. La clásica disyuntiva renacentista, entre una Antropología científica y otra filosófica se mantiene en buena parte aún hoy, y sólo tienen de común el objeto material del estudio; este tajante distanciamiento pareciera justificarse -pensemos en términos kantianos- desde la doble vertiente del "mundo de la naturaleza" y del "mundo de la libertad" o, como diría Descartes, desde la res extensa y la res cogitans. Los otros binomios como espíritu-materia, alma-cuerpo, bios-zoe, yo-no-yo, historia y naturaleza no hacen sino poner en evidencia este hecho central.

Zubiri no se encuentra en ninguna de estas dos posiciones. Utiliza las ciencias para acercarse filosóficamente a lo que es el hombre, pero no se queda en ellas. "La ciencia es ciencia -a base de reducciones-. Lo físico-positivo es pues lo físico reducido, lo cual no implica que sea lo físico falsificado, a no ser que se quiera hacer de lo reducido afirmación absoluta." {1400}

Lo físico no es sinónimo de empírico, sino que es factible de una doble consideración: la positiva y la metafísica.

La distinción realidad-ser cobra su gravedad al referirse al hombre. Es el problema de la realidad humana; esta realidad que tiene forzosamente que ser, nos lleva al problema de los problemas humanos.[1] Que este ser humano se entienda como vida, como historia, existencia, es algo que deberá discutirse luego. Las clásicas disyunciones ya citadas quedan superadas desde este planteamiento estructuralmente unitario de Realidad y Ser. Por tanto la Antropología debe afrontar la estructura radical del hombre, estructura que es de suyo forzosamente problemática.

La segunda cuestión es preguntarnos qué significado tiene el hacer hoy una investigación sobre este pensador español. El Zubiri comúnmente conocido ha sido a través del concepto de "Religaciòn". Ahora bien, esta "popularidad" más ha servido para vaciar su pensamiento que para profundizarlo. El verdadero, el que culmina con la madurez de Sobre la Esencia es aún hoy un desconocido Y entonces se lee Naturaleza, Historia, Dios aislado de su contexto total, sin ver en este libro una serie de conceptos "direccionales" que darán plena luz en su época de madurez.

Si bien se habla de tres etapas en la génesis del pensamiento zubiriano nos parece oportuno destacar el papel clave que el curso sobre "La estructura dinámica de la Realidad" (1969) tiene en esta filosofía. Diría algo más, tal vez el tema dinamismo inaugure otra etapa más.[2] {1401}

En el primer período el tratamiento de las filosofías segundas, era el paso previo a una filosofía primera.

En el segundo período la antropología está dependiendo de la metafísica subyacente.

Hoy, la realidad humana ha adquirido un papel esencial en la elaboración metafísica; por eso es que se habla de "Metafísica del Hombre". La inclusión del tema de la persona en la metafísica, alguna vez propia de la escolástica, es acentuada por Zubiri. No en vano. "Sobre la esencia" concluye tratando "la persona", "la vida" y "la historia". Es que para hacer la única metafísica posible. "La metafísica del orden dinámico-trascendental en cuanto tal" -piensa X. Zubiri- hay que volver a la realidad tal como ella se muestra y, sobre todo, tal como se muestra en su máximo grado de realización: la realidad humana. Y el máximo grado de realización es-para una metafísica intramundana- la realidad personal en su proceso histórico, introduciendo así el tema de la "sociedad" y de la "historia" en el ámbito metafísico.

Veamos cómo- Todo ser vivo está vertido intrínsecamente a los animales del propio phylum. Así también el hombre. Cada hombre, en la estructura misma de su propia realidad, constituye formal y actualmente un esquema de replicación genética viable en otras personas. Pertenecer a una especie es pertenecer a un phylum determinado, a un "esquema constitutivo", y este esquema es un momento constitutivo de mi realidad. Mi esencia constitutiva es entonces quidditativa.[3]

El phylum tiene tres caracteres: Es pluralizante en cuanto la especie es una unidad previa primaria que se pluraliza en individuos, y no la suma de individuos iguales. En virtud de la multiplicidad genética, el esquema refluye sobre cada hombre y le confiere una "dimensión individual", según la cual el Yo es un yo respecto de un Tu, de un El o un Ellos; la cadacualidad.

Por ser el phylum continuante filogenéticamente, los individuos conviven. La convivencia social determina Su Ser o su Yo comunal.

Pero también el phylum es prospectivo o progrediente. No porque cada hombre pueda tener descendientes, sino en cuanto el phylum y {1402} no el individuo es el que formalmente es prospectivo.[4] Los hombres no sólo son diversos y conviven, sino que esta diversidad y esta convivencia tienen carácter histórico, y la historia determina mi Yo como "etaneo".

Si los hombres no tuvieran una génesis biológica, no se podría hablar de historia.[5] Es que la historia no es solo un proceso en el que los caracteres genéticos de los progenitores se transmiten a sus descendientes. En este sentido los animales tendrían historia. La transmisión genética no es pues suficiente para instalar. En la vida del recién nacido-la inteligencia- tiene que hacerse cargo de la realidad, y lo hace de una manera optativa, va optando por un modo de estar en la realidad. El hombre tiene así una vida abierta a distintas formas de estar en la realidad. Y estas formas no se transmiten "genéticamente" con los caracteres psico-orgánicos sino que los progenitores le ofrecen un modo de estar "humanamente" en la realidad.

Es así que el hombre comienza su vida apoyado en algo distinto de su propia realidad psico-orgánica, es decir, en la forma de estar en la realidad que se le ha entregado. Y entrega significa tradición. La vida pues se transmite genéticamente; las formas da estar en la realidad, en cambio se entregan por tradición. La tradición nos muestra pues por un lado las formas que los progenitores, desde sí mismos, nos han querido entregar; pero también que la tradición es recibida por el nuevo vástago según el modo de ser de éste. La continuidad de la tradición no es un problema de identidad numérica, sino el problema de la mismidad. En la vida la tradición a veces toma formas distintas para poder seguir siendo la misma.

La tradición es entonces un momento de la vida propia de cada hombre, un momento de su biografía: vivir es poseerse como absoluto. Pero como el individuo con-vive con los demás, la tradición afecta también al individuo en cuanto convive en sociedad. Las acciones humanas pertenecen ahora a la historia aunque solo "impersonalmente".

Tenemos así la historia en cuanto a tradición de lo social.

Pero ¿qué es lo "impersonal"? Es un modo de ser y actuar personal pero reducido a ser y actuar "de la persona" - La acción continúa siendo {1403} "de la persona pero no en forma personal, no como auto posesión. Ahora bien, esta reducción puede realizarse en dos direcciones distintas, que nos mostrarán dos tipos distintos de impersonalidad.[6]

La reducción por la vía de la alteridad a la otra persona no en cuanto "persona", sino en cuanto Otra. Esta impersonalidad es la que constituye la Sociedad como contra-distinta de la comunión personal.

Pero sí de una "acción" dejo en suspenso su carácter "personal" y lo considero solo su "cualidad propia", independiente de lo que sea esta acción como momento personal de la vida, esta impersonalidad nos lleva a la historia. Consideramos lo operado independiente del obrar mismo y de ser un momento de la vida personal. Pertenece a la historia, nos dice Zubiri,[7] el hecho de que Alejandro Magno no estuviere enamorado de Roxane, pero no el amor y el enamoramiento mismo, que son una acción personal.

La historia, tanto social como individual es esencialmente impersonal. La comunión personal y la biografía son esencialmente personales. Recíprocamente lo "social" y lo "histórico" pueden constituir un momento de la vida personal, porque el sujeto de la historia es el "phylum" en cuanto tal. Y el phylum afecta intrínsecamente a cada individuo esencialmente, constituyendo tanto su convivencia social como su prospección histórica (sea social o individual).

El tema de nuestro trabajo reza además "Unidad, Respectividad y Dinamismo". Vamos a analizar ahora el tema de la sociedad y de la historia desde el punto de vista del dinamismo.

Lo que verdaderamente nos lleva a la realidad de las cosas, no son las notas de que consta, sino su interna unidad: su sistematismo, su constructividad. La realidad de cada cosa es estructural, porque sus notas están en intrínseca respectividad: ellas son la actualización de la unidad.

En vez de ver el cosmos como un conjunto ordenado de sustancias, que como tales serian de por sí individuales y anteriores al conjunto (la tesis aristotélica) Zubiri traslada al cosmos lo que ha descripto como esencia de ese microcosmos que es la sustantividad. Es en esta "respectividad" donde vemos surgir el dinamismo. Las cosas reales son dinámicas por ser la realidad de por sí formalmente dinámica. La posible {1404} conexión de una cosa con otra lo único que hace es poner en acción ese dinamismo intrínseco que de por sí pertenece a cada cosa real. Con esta noción de "respectividad" se superan los esencialismos determinados por una concepción sustancial monadológica.

Pero la vinculación de las esencias tampoco se acerca al modelo leibnitziano, donde cada esencia, cuya índole seria "monadica" representara y apeteciera la totalidad de las demás desde su propio punto de vista, puesto que esta explicación sería excesivamente psicológica y nos dejaría sin determinar el carácter metafísico de ese punto de vista.

"La respectividad constituye la dimensión fundamental y más fecunda" de la teoría de la esencia de Zubiri. Es una valiosa superación "de los esencialismos determinados por una concepción sustancial monadológica".[8]

Sin embargo la vinculación de las cosas reales no lo es en función de un horizonte hacia el que está vertido mi ser y desde el que se bosquejan las posibilidades de encuentro y acción con la realidad de las cosas (Heidegger). Y esto, porque el horizonte con sus posibilidades surge de la realidad de las cosas y no viceversa. Esta versión a las demás siendo idéntico con la propia realidad es sin embargo un momento distinto de la propia sustantividad. Ninguna cosa es tal como es, ni posee las propiedades que posee, sino respectivamente a los demás.

"Y es en este carácter estructural donde vemos surgir el dinamismo. "Las cosas reales son acciónales por que la realidad es por sí formalmente dinámica." La conexión de unas cosas con otras, lo único que hace es poner en acción concretamente ese dinamismo intrínseco que "de por sí es cada cosa real. La realidad es intrínsecamente dinámica y su dinamismo consiste en un constitutivo dar de sí [...]."[9]

Toda realidad es en sí dando de sí. Realidad y dinamismo son dos momentos distintos pero no añadidos uno al otro: se es "en sí" dando de sí; se "da en sí" "en el en sí que se es realmente". Realidad y dinamismo van por lo tanto ineludiblemente enlazados. Es por eso que Zubiri está desarrollando ahora la conexión del dinamismo de la realidad con el despliegue cósmico, como una urgente actualidad metafísica que exprese la unidad material del cosmos y en ella la posición peculiar de la realidad personal. {1405}

Un escrito singular, viene a corroborar esta nueva orientación. Nos referimos al artículo "El ser sobrenatural: Dios y la deificación de la teología paulina". (Naturaleza, Historia, Dios).

A pesar de X. Zubiri el que insiste que tales páginas son meramente expositivas de la patología griega -"y lo subraya enérgicamente"- nos parecen encontrar en él elementos metafísicos y antropológicos que muestran una consideración dinámica de la realidad. Aparecen allí también una profunda y dinámica concepción de la especie (en sí, recibida y común), la relación persona-naturaleza, de la jerarquización de las realidades a partir de un principio de exterioridad de la unidad cósmica de la creación entera.

"Puede verse en la persona la manera excelente de realizarse la naturaleza, el último término que completa la sustancia individual, pero puede verse al revés, en la naturaleza como me realizo a mí mismo como persona. Aquí la unidad personal es el principio y forma suprema de unificación; el modo de unificarse la naturaleza y sus actos en la intimidad de la persona".[10]

Si leemos este texto a nivel de Sobre la Esencia veremos que "naturaleza" corresponde a mundo, la noción de "sustantividad individual" a "culminación del proceso de sustantividad individual"; "realizarse como persona" es ahora "ir constituyendo mi personalidad" o "la figura de mi yo", tema clave para la comprensión de la religación.

Hablando de San Pablo, Zubiri dice que los hombres además de estar y vivir son personas y Dios en cuanto persona les confiere este modo de ser por una proyección creadora llamada pneãma. Ahora bien, fñj, son, pneãma (el ser de los seres materiales, vivientes y personales) no designan primariamente tres sustancias, sino tres modos de ser que no se excluyen sino que se suponen en el anterior, absorbiéndolas en la unidad más alta de la persona humana.

El pneãma, precisamente por ser imagen divina es también amor personal (difusión y efusión). Como tal crea en torno suyo, el ámbito por el cual el otro queda primariamente aproximado a mí desde mí; se convierte en mi prójimo. Si el espíritu humano no produce al otro, produce sin embargo la "proximidad" del otro en cuanto tal. De allí que la {1406} "sociedad personal" sea la forma primaria y radical de sociedad, y lo social en el sentido usual sea algo derivado, como precipitado natural de lo "personal".

En este contexto, el "amor" antes que una relación consecutiva a dos personas, es la "creación originaria de un ámbito efusivo" dentro del cual y sólo dentro del cual puede darse el "otro como otro". Este es el sentido profundo de toda posible comunidad entre hombres: una relación que no se funda en la vida,[11] ni recae solamente sobre ella, sino tan solo en la personalidad misma. De los seres vivos decimos por eso que poseen "eros"; de las personas, que sólo en ellas hay "amor" (ágape).

Ahora bien, según sean las notas[12] de cada cosa real que analicemos encontraremos distintos tipos de dinamismos.

I) A nivel de notas adherenciales tenemos la variación, es el dinamismo de la concreción. La variación es cuidar de sí por parte de la esencia en cuanto esta prefija, por ejemplo: su propio lugar. En este caso, el dar de sí es un prefijar.

II) A nivel de notas constitucionales no constitutivas: ahora tenemos el dinamismo de la expresión y manifestación. Propiamente aparece en los seres vivos, pues sólo en ellos, precisamente por el incremento de la realidad que les es propio, las notas constitucionales cobran todo su valor de manifestación y expresión de las constitutivas.

III) El nivel de notas constitutivas (o esenciales) posibilita un dinamismo estrictamente esencial. Las esencias están inmersas en una determinada configuración, que es esencialmente dinámica.

En esta configuración el dinamismo lleva a la constitución de un alter, es un dinamismo de alteridad por el que una estructura desde sí misma da de sí a otra estructura en un dinamismo que es formalmente sistematización y estructuración. {1407}

A veces será una mera repetición, en cuyo caso se seguirá una mera multiplicidad de elementos iguales. Otras habrá una generación estricta y aún originación.

Es pues, este dinamismo intrínseco a las notas reales el que ha desarrollado y ordenado el mundo.

"Por él han surgido diferentes tipos de materia, de espacio, de leyes. Han surgido las constantes universales a las que está sometida inexorablemente la realidad. Es el dinamismo quien posibilita la individuación progresiva en un ordenamiento total, que no es el supuesto sino el resultado de la evolución. Gracias a este dinamismo hay un crecimiento en individualidad y en mismidad".

"Desde la estabilidad de las grandes moléculas hasta la estabilidad del ser vivo, que ya no es mera persistencia sino positivo esfuerzo por persistir en su propia estructura de por sí dinámica. Se da así una progresiva interiorización que va desde la interiorización nuclear de las primeras células a la formalización creadora de los animales superiores."[13]

Surge así el hombre y con él el dinamismo de la suificación, que hace que lo que era de suyo se haga formalmente suyo, es decir, persona. Y la persona, esta realidad singular que es formal y reduplicativamente suya no puede menos que presentarse en forma de personalización y posibilitación. Por el dinamismo de la posibilitación se realiza la constitución activa de la personalidad.

Pero el hombre no es solo desde sí mismo, para consigo, lo es también para con los otros. Por la respectividad externa, cada persona está vertida desde sí a las otras esencialmente.

Cuando la versión a los otros es "en cuanto otros" y no en cuanto personas, el dinamismo se torna en dinamismo de comunicación. Nuestro mundo queda así constituido como cuerpo social y es entonces cuando se desata este dinamismo especial que es la Historia como la actualidad del cuerpo social en cuanto a tal. Es un dinamismo de incorporación, de mundificación que va constituyendo en cada época histórica nuestro mundo.

Pero el dinamismo es también estrictamente nuevo cuando la versión de cada uno a los otros es estrictamente personal. Es el dinamismo {1408} del amor en su forma de comunión personal. Es un dinamismo cuyo resultado es una comunidad y no meramente un cuerpo social. Se nos presenta ahora la posibilidad de devenir otro sin dejar de ser "quién" se es.

Pero también basada en la respectividad se encuentra otro carácter metafísico de índole dinámico, es el poder de lo real por ser real (la dominancia).

Funcionalidad y dominancia constituyen a una el poderío causal de la realidad.

El hombre se realiza como persona apoyándose en la realidad. Y ésta como última, posibilitante e impelente es la que fuerza al hombre a trazar la figura de su ser. Es la realidad misma la que por sí tiene esta condición de convertirse en Poder para el hombre. El hombre se halla así Religado a la realidad. Y es en "la religación al poder de la realidad" donde encuentra fundamento al dinamismo del ser personal. Qué halla detrás de este hecho de la religación y cuál sea el "sentido último de todos los sentidos", es ya cuestión que desborda a la antropología metafísica de X. Zubiri, o mejor dicho a la metafísica del hombre.

"La metafísica intramundana culmina así en el estudio de la realidad personal, y tal vez pueda superarse a sí mismo, si es que esta realidad personal hace presente algo que no pueda llamarse estrictamente intramundano. Por el estudio de la religación personal es como puede abrirse intelectualmente el problema de Dios, que será de nuevo, aunque de forma distinta, un problema metafísico y un problema antropológico; es un "problema estrictamente teologal, y como tal, anterior a toda consideración estrictamente teológica. De ahí que, en definitiva, la Antropología de Zubiri ha querido ser y ha sido una metafísica de la realidad humana".[14]

Y ahora que nos encontramos en un Congreso de Filosofía Católica, nos toca retornar a las nociones dadas e incorporarlas a nuestra fe.

De todas las formas de manifestación divina, la revelación de Dios en Cristo es la más intensa y en Cristo se incorpora el hombre-esencia-abierta- a Dios. Toda palabra auténtica y con ello toda revelación, además de expresar ciertos contenidos implica un destinatario capaz de recibirla y darle respuesta de un modo personal y por tanto optativo. {1409}

Dios es presente a la Humanidad como verdad revelada y subsistente, y a los destinatarios de la revelación los incorpora a Cristo como miembros de un Cuerpo Místico, no como mera sociedad, sino como comunión de personas con El.

Esta revelación de Dios en Cristo es intrínsecamente histórica -como lo es el hombre, destinatario de la misma. Pero es histórica en cuanto distensa a lo largo de un tiempo que configura esencialmente, y no en el sentido banal de transitoria e inconsistente.

Ahora bien, la incorporación a Cristo se da desde los hombres considerados individualmente, desde la historia y desde la sociedad.

I) Por constituir una esencia abierta, el hombre es susceptible de ser incorporado a Cristo, no sólo como elevación del hombre, sino sobre todo como descenso benevolente por parte de Dios como Padre a nosotros como hijos.

II) Por Cristo, también la Historia de la Humanidad es incorporada a Dios, vista ésta no como unidad especifica abstracta o mera colección de individuos, sino como unidad real genética e histórica. Es el phylum humano como unidad histórica de los hombres el que se incorpora a Cristo, participando del Cuerpo Místico y Cristo constituye el fundamento histórico de la Historia, para que todos los hombres encuentren en El su acceso a Dios, porque el decurso histórico funda su carácter histórico en la corporeidad misma de Cristo. La historia no arranca de una caída, sino de una voluntad reveladora histórica de Dios. De ahí que la historia toda no pueda escindirse del Cristianismo. Cristo es Dios hecho Historia, y la Historia es el cauce a través del cual Cristo prolonga su vida en los hombres.

III) La Sociedad es asimismo incorporada a Cristo y está llamada a convertirse toda ella en expresión viva de la filiación divina de la humanidad. El carácter futuro de esta incorporación plena indica que Cristo no se manifestará quoad nos completamente sino al fin de los tiempos, en la Escatología.

Y si la historia implica un sistema de posibilidades que el hombre va alumbrando, Cristo promueve este acrecentamiento histórico de posibilidades hasta el punto que todo el dinamismo interno de la Historia está tenso en torno al Kairós, al momento decisivo de la venida de Cristo al mundo, y ostenta -como la vida de cada hombre- un carácter {1410} escatológico. Pero una Escatología no como un sistema de premios y castigos, sino como la fijación a perpetuidad de lo que el hombre y la humanidad han querido ser.

He aquí pues la suprema manifestación del respeto de Dios a la libertad de la criatura.


NOTAS

[1] La realidad humana, como toda realidad, tiene su ser. El ser es algo fundado en la realidad y ulterior a ella, es una reactualización de la realidad. Ser es por tanto actualidad. Pero no como abstracto de acto en sentido aristotélico, como acto de una potencia ni en cuanto ser "plenamente" lo que se es; esto seria actividad.
Actualidad, es en cambio el abstracto de actual, como cuando decimos que algo tiene actualidad. Se trata de una especie de presencialidad física de lo real. Adquirir o perder actualidad, no es adquirir o perder notas reales. Pero sin embargo es algo "real" en la cosa, es un devenir real en ella. - "La dimensión histórica del hombre". p. 13. de X. Zubiri.
Claro está que la actualidad intrinseca puede tener formas distintas. En todo caso la actualidad es algo fundado en la actualidad. Pero no se identifica con ella: una misma realidad, esto es, una misma actividad puede tener actualidades muy diversas.
Lo real es una "actividad respectiva", y tiene una respectividad fundamental, que es la respectividad de lo real en cuanto a real: mundo. Y el ser, es la actualidad simpliciter que consiste en estar en el mundo. De alli que el ser más que actualidad sea re-actualidad, porque es actualidad (le que ya es real y respectivamente actual.
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[2] Prueba de esto es el giro de Ignacio Ellacuria entre el primer artículo sobre la antropología de X. Zubiri Rev. de Psiquiatría, y el actual del Realitas II.^

[3] El tema de esencia quidditativa, generación, etc., ha sido tratado en mí tesis Ser y realidad. La función trascendental de la esencia en la filosofía de X. Zubiri.^

[4] En Sobre la Esencia y en el curso de "la dimensión social del hombre" (inédito) Zubiri dice que Historia es producto de la sociedad y no al revés. La sociedad es el principio de la historia y su sujeto.^

[5] Por eso es que no puede decirse que la Historia arranca de una supuesta estructura trascendental del espiritu.^

[6] Luego se verá esto corno dinamismo de despersonalización o incorporación. Por eso es que el hombre se incorpora despersonalizado a la historia. Podemos hablar de personal o despersonalizado o impersonal en el hombre pero no de a-personal, que sería una predicación que haríamos desde el hombre a todo lo que no es personal.^

[7] "La dimensión histórica del hombre", X. Zubiri.^

[8] Esencia y Respectividad según X. Zubiri, F. Montero Moliner. p. 454.^

[9] La idea de Filosofia en X. Zubiri, I. Ellacuria, p. 509.^

[10] Naturaleza, Historia, Dios, X. Zubiri, p. 421.^

[11] Recuérdese que este texto, corresponde a una elección dada en 1936 en Paris.^

[12] X. Zubiri distingue notas: a) Notas adventicias: las posee la cosa por su conexión con otras. Pertenecen oblicuamente a la cosa. Están determinadas por las notas esenciales necesariamente pero no una nota, sino su tipo o ámbito. Por ejemplo: ocupar algún lugar. b) Notas constitucionales: componen la estructura primaria de la cosa, pero algunas se fundan en otras, llamadas además constitutivas o esenciales. Estas notas esenciales son infundadas, no porque no sean causadas, sino porque reposan sobre sí, son absolutas. Notas constitucionales las tenemos en las peculiaridades fenotípicas, típicas e individuales. Ejemplo de notas esenciales, por ejemplo en el hombre, son las notas que constituyen el subsistema corporal y el subsistema psíquico.^

[13] La idea de Filosofía en X. Zubiri, I. Ellacuria, p. 510.^

[14] La dimensión teologal del hombre - Apuntes en torno al tema de la Religación en X. Zubiri. L. Rovaletti - De próxima aparición en Eudeba.^